como civilización “occidental”, que ha alcanzado el mayor grado de desarrollo
económico y científico-técnico conocido hasta el momento, y cuyo entorno territorial es
Europa y América. Uno de los elementos distintivos de toda civilización es la religión,
en este caso se trata del cristianismo en sus diversas variantes pero en proceso de
retroceso, al menos en lo que se refiere a la influencia de las iglesias. Pero la
civilización occidental comparte ese elemento con otras, África central y meridional,
América del Sur... Allí otras civilizaciones locales, o sus restos, comparten el territorio
y la religión con la civilización occidental dominante y en expansión de origen europeo.
Otros elementos, como el mencionado desarrollo científico-técnico, son imitados,
buscados, por todas las demás culturas del mundo. En cualquier caso, el poder que
proporciona este poder científico-técnico influye, tiene efecto, para bien o para mal, en
la población de todo el planeta.
El aparato de producción altamente industrializado de esa cultura dominante funciona
con combustibles derivados del petróleo.
El petróleo, formado irregularmente bajo tierra
en el planeta, se ha convertido, desde hace más de un siglo, en un producto de alto valor
muy buscado por todas las potencias industriales. El control de esta fuente de riqueza
fue uno de los principales motivos de los conflictos militares del siglo pasado, incluidas
las dos guerras mundiales mencionadas. En la actualidad, en el ámbito de la civilización
dominante se encuentran los países más poderosos desde el punto de vista militar y,
como se ve, la filosofía dominante aquí es el capitalismo, es decir. la tendencia a
extraer, a través de la competencia, el mayor beneficio y a disfrutar de la mayor riqueza
y nivel de vida incluso por encima de la miseria y la ruina de otros pueblos. Claramente
hablando, las potencias imperialistas intervienen por militarmente en cualquier parte del
camino donde el control del petróleo existente estaría en riesgo para ellos.
sta situación es una fuente constante de conflicto, pero ahora el enfrentamiento adopta
la forma de lucha entre civilizaciones. En general, hasta ahora no existe una gran
oposición en el mundo contra los valores y la cultura de la civilización occidental
dominante. Es, sí, una resistencia contra la rapacidad y explotación del imperialismo
militar, pero no un rechazo a la cultura y los valores de la civilización en cuestión. Pero
con alguna excepción importante, muy importante. Se trata de la civilización
musulmana o islámica, cuyo entorno territorial es el norte de África, Oriente Medio,
Asia Occidental… Sí, esos títulos aluden al carácter religioso de los pueblos de esa
zona, al mahometismo en sus diversas variantes. Porque parece que aquí estamos ante
una especie de renacimiento de una cultura religiosa que, durante varios siglos,
permaneció en una situación de estancamiento, inmovilidad, decadencia...
La oposición de esa cultura a Occidente se manifiesta incluso por medio de la violencia,
principalmente la violencia terrorista. El ataque aéreo a las torres gemelas de Nueva
York inauguró un estilo terrorista de matanza masiva con una serie de ataques similares
en varios lugares del mundo, entre ellos España. Se pueden encontrar tensiones de
amenaza militar, cuando no guerras reales, en la periferia de esa zona dominada por
musulmanes que limita con el territorio de otros pueblos con otras culturas,
principalmente en confrontación con la civilización occidental o con partes del mundo
más o menos influenciadas por esa cultura: Turquía, Israel/Palestina, Afganistán, Sudán
del Sur… A este frente de guerra externo hay que sumar también lo que podría llamarse